el Dueño ha puesto
hoy al objeto en su sitio, nuevamente. después del trabajo el objeto
mensajeó al Dueño en referencia a una ofrenda que ordenó que pujara por
ebay. a partir de ahí hubo un intercambio de mensajes en el que el
objeto pensó que el Dueño estaba enfadado, o había tenido una mala
mañana. se sintió mal y terminó con un cierto regusto a no haber
respondido a lo que el Dueño necesitaba o incluso a haber sido tratado
injustamente. sin embargo casi inmediatamente el objetó cayó en la
cuenta. esto no tiene derecho a sentirse mal, el Dueño no se equivoca.
esto no ha sido tratado injustamente, el Dueño tiene derecho a tratarlo
como quisiera. y si por casualidad el Dueño hubiera tenido un mal día,
cosa que el objeto no debe saber, si el Dueño desea usar al objeto para
desfogarse, bendito sea. inmediatamente inundó al objeto una sensación de
adoración y sumisión. el Dueño había puesto al objeto en su sitio
incluso utilizó una metáfora que al objeto le chocó pero al mismo tiempo
le gustó mucho: "Estás atado a mis botas y te mueves en función del
movimiento de mis botas". y justamente es así, no puede ser de otra
manera. el destino del objeto está unido a las botas del Dueño y el
Dueño es quien marca el destino del objeto.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega
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