el
objeto, siguiendo las indicaciones del Dueño, se ha encomendado a una
nueva tarea. realmente esto está mal expresado. tal vez lo más correcto
sería que el Dueño va a entrenar al objeto para que se realice como
objeto afrontando una de las cosas más difíciles. un objeto, que no es
sino un grado más inferior que un esclavo, tal vez el más inferior, no
debe pensar, decidir, ni sentir. son tres cosas eminentemente humanas
que el Dueño no quiere en su objeto. el objeto, en una conversación con
el Dueño hoy, ha tomado conciencia de que es el único camino que puede
llevarlo a realizarse como objeto, y aunque no lo fuera, es el deseo del
Dueño, por lo que eso es suficiente para convertirlo en un mandamiento
para el objeto. así que el objeto trabajará interiormente, igual que lo
hizo para alcanzar el silencio, para realizar la castración o cualquiera
de los deseos del Dueño. esta es la vida en sumisión: cada vez que se
consigue una meta y parece que has llegado al final del camino, aparece
una nueva etapa, un nuevo objetivo. parece que el final siempre está más
allá, o sencillamente que no hay final, pero eso en el fondo está bien,
indica que estamos en la existencia, que alguien nos guía y que quiere
lo mejor para nosotros. eso es lo que hace el Dueño, guiar al objeto
para que se desarrolle plenamente como lo que es y lo que debe ser.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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