hay una tendencia, casi diría necesidad, por parte de los practicantes del bdsm, de buscar lugares oscuros: sótanos, mazmorras, callejones, almacenes... lugares donde la claridad no es precisamente una constante. las razones pueden ser muchas: que nuestras prácticas fueron durante mucho tiempo prohibidas e ilegales, que aún son incomprendidas, que la falta de claridad favorece el encuentro, que tenemos un punto de oscuridad en nuestro interior, etc. pero para el objeto es algo más. es el hecho de que a menudo, las cosas no están claras en nuestras relaciones bdsm, no porque no sean reales, sino porque no hay palabras para expresarlas. a menudo usamos metáforas, perífrasis, circunloquios, porque no existe un vocabulario que usemos normalmente para referirnos a lo que hacemos, sentimos, deseamos. no es extraño que en el mundo latino tengamos que usar tantas palabras anglosajonas para esto. aparte de que nos llevan años de ventaja en la comunidad, tienen una gran capacidad para adaptar y crear conceptos nuevos, que aún así no conseguimos terminar de cuajar. el mismo término esclavitud, por ejemplo, evoca la esclavitud histórica y por tanto se ha convertido en un concepto negativo, pero usado en nuestro contexto tiene otra connotación que debe ser explicada, de ahí el término esclavitud voluntaria. realmente el objeto tampoco está defendiendo una clarificación de términos, porque a esto también le gusta la oscuridad, también le agrada estar en un sótano o un callejón. forma parte de lo que somos.
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