para un fetichista, el cuero es como la piel misma, una segunda piel. tocarla, sentirla, rozarse con ella es como una caricia. si además ese cuero lo lleva el Amo, el Dominante, el Superior al que te has entregado y sometido, entonces esa caricia se convierte en un regalo, en una bendición que te concede el Superior. cuando eso ocurre todo desaparece, todo se borra, no existe nada, ni siquiera el inferior. sólo existen las sensaciones, en olor, el tacto, el gusto incluso. el sumiso se pierde en todas ellas y, por un momento en su existencia, sencillamente desaparece. es una experiencia de plenitud de tocar el infinito. es algo que solo un inferior sometido y controlado puede experimentar. en ese sentido somo muy afortunados.
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