como hemos dicho muchas veces hay una interacción e influencia mutua entre el interior y el exterior, tanto de los Superiores como de los inferiores. el objeto ha dejado de buscar el origen de estos sentimientos y estas necesidades. el hecho, la realidad, es que los momentos más felices del objeto son cuando el Dueño le ha puesto en situaciones como esta, completamente inmovilizado y atado, incapaz de liberarse o incluso de pedir ayuda. al objeto le llama la atención como sólo puede girar los ojos e intentar hablar con ellos. esa es la vida de un objeto, la que desea, y aunque no lo deseara, es el deseo del Dueño, y eso es suficiente.
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