un nuevo día que, inesperadamente, se vuelve central, importante, crucial. como en otras ocasiones fue de pronto, sin planearlo. el Dueño estaba motivado, interesado y de pronto, como regalo de reyes, el objeto ofreció al Dueño el silencio definitivo. el objeto no volverá a hablar delante del Dueño, no porque así lo haya decidido, sino porque se siente incapaz de hacerlo.
el Dueño sencillamente dijo que habrá un momento en que el objeto puede olvidar hablar y eso le gustaría y le agradaría mucho. eso fue suficiente para que algo encajara, o se rompiera, no lo sabe muy bien, en el objeto.
nuevamente parece como si el Dueño hubiera preparado ese momento con calma y tiempo, como una fruta que va madurando hasta que cae del árbol en su regazo. el hecho es que algo ha pasado hoy al objeto, algo que traerá consecuencias en el futuro del objeto.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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