cada vez que ve unas botas como estas el objeto recuerda el poder del Dueño y el control que ejerce porque antes al objeto le gustaban estas botas pero desde que el Dueño dijo que no eran de su agrado, dejaron de gustarle. es así de sencillo, así de simple, basta que el Dueño lo diga para que sea una realidad. de igual forma las botas sendra vaqueras no eran precisamente las preferidas del objeto, al menos no las número uno. eran las segundas tal vez pero desde que pertenece al Dueño es diferente. se han convertido en el principal fetiche del objeto, una nueva prueba de que el Dueño crea la realidad en la que vive el objeto
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