igual que la inquisición mostraba los instrumentos de tortura antes de usarlos, y dejaba que la imaginación del reo hiciera su trabajo. un Amo entrenado sabe que debe dejar que el inferior empiece a sufrir antes de hacer nada. para ello es suficiente mostrarle lo que le espera, en este caso una mordaza y una capucha. la mente del inferior hará el resto. es lo que se llama "la anticipación", dejar que el inferior se ponga en situación. cuanto más tiempo pase más sufrirá la contradicción del deseo no satisfecho, porque en el fondo desea llevar esas dos cosas, y el temor de no poder estar a la altura, o de que el Amo vaya demasiado lejos. así, sin hacer nada, el Superior está derribando las murallas, las defensas psicológicas del inferior, hasta que se convierta en un ser inerte, entregado, sin resistencias. y todo ello sólo usando la imaginación.
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