y vuelta al principio, un Amo solitario en su salón. afirmamos que es un Amo porque lleva un látigo en la mano izquierda. a ningún inferior se le ocurriría aparecer con un látigo en una foto como esta. el entorno es simple, luminoso, cómodo. y esto lleva a una reflexión sobre la vida de los bdsmeros. a pesar de que nos guste, no pasamos nuestras vidas en un sótano, encerrados. también tenemos casa, tenemos trabajos y tenemos relaciones. la cuestión es que eso sólo es apariencia. lo que se esconde, y ha salido a la luz, en esta serie de fotos de los últimos días, es que a veces, la realidad está escondida. detrás, o mejor dicho debajo, de esos salones, de esas casas, de esa luz, está nuestra auténtica naturaleza, que no es tan de diseño, ni tan luminosa, sino más oscura y dura, pero que es la que realmente nos gusta y la que queremos vivir.
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