uno de los mayores fetiches del objeto, porque lo es del Dueño, son las botas. y entre todas las que ocupan un lugar especial últimamente son las altas que tiene el Dueño. como saben los lectores originariamente el Dueño las quería para que se las pusiera el objeto y hubo un error al pedir la talla así que le sirven al Dueño pero no al objeto fue un error providencial porque pronto se hizo evidente que eran botas de Amo y que un inferior estaba ridículo con ellas, o al menos no tan cómodo como debiera. en su pensamiento, en su mente, ve a menudo al Dueño sólo con esas botas, sin nada más, controlando y dominando al objeto, y ese pensamiento es suficiente para producir dolor en la entrepierna del objeto.
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