en el mundo no hay mayor muestra de sumisión que besar o lamer las botas del Amo, del Superior a quien sirves y a quien perteneces. es un reconocimiento explícito de su Superioridad y su magnificencia. es la escenografía de la dependencia, de la entrega y la sumisión. el objeto siente, cada vez que lo hace, que vuelve realmente a casa, al hogar, al lugar donde pertenece. lamer las botas del Dueño es una bienvenida.
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