el bondage es algo más que atar. en algunas ocasiones algunos Amos lo convierten en un arte estético. en otras la funcionalidad prima sobre la visión y las cadenas son preferidas a las cuerdas. en cualquier caso lo que se suele olvidar, si se mira desde fuera, es el efecto que esas ataduras tienen sobre los sumisos, lo que ocurre en su interior. el Dueño lo ha identificado muy bien en el caso del objeto. cuando el Dueño aprieta el nudo de las cuerdas, normalmente alrededor de las muñecas porque es lo primero que ata, el objeto suelta una especie de suspiro, pequeño, casi imperceptible, pero que indica que ha entrado en subspace, que las barreras han bajado y que el objeto se rinde a merced del Dueño. a partir de ese momento el objeto se vuelve un muñeco sin voluntad, obediente y sumiso, sin voluntad. es el momento de "liberación" que producen las ataduras.
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