a veces un rasgo es suficiente para cambiar el sentido de algo, un pequeño elemento le da la vuelta a la situación. una simple felación, por ejemplo, se puede convertir de acto de placer puramente, en acto de sumisión con la presencia de un collar que indica el estado de inferioridad de uno. a primera vista el cuero nos habla de dos moteros que se están dando placer, al menos uno a otro, pero ese collar en el centro de la escena lo cambia todo. sólo los seres sometidos llevan collar: los perros domesticados, las vacas estabuladas, las ovejas controladas por el pastor. si un animal es libre no lleva collar. en el mundo en el que vivimos el collar se lo pones a algo que posees, de lo que eres dueño. es una cuestión de lógica que lo lleven los esclavos y los sumisos, los inferiores en general. dentro de la esclavitud voluntaria se vuelve, además, algo deseable por aquellos inferiores que no están bajo el control o supervisión de un Superior. ellos añoran el collar y lo desean. lo quieren y lo buscan; lo necesitan.
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