a menudo, y debido a la sociedad en la que vivimos, nos dejamos llevar por el activismo, por el hacer, hacer y hacer. es verdad que la actividad es el mejor remedio contra la holgazanería, un pecado grave de los inferiores, pero también es enemiga del placer, de la contemplación, del mero disfrute por disfrutar. en el caso de los Superiores a veces se corre el riesgo de tener que hacer algo cuando lo que deberían hacer es relajarse y disfrutar, como en la imagen. es cierto que tienen que tener una actitud proactiva, y que se espera de ellos que tomen la iniciativa y las decisiones, pero en determinados momentos, una vez ya adquirida la presa, se trata de dejarse hacer. esto lo tiene muy interiorizado el Dueño cuando a veces se ha tumbado en la cama y le ha dado una sencilla orden al objeto: "Hazme gozar. Dame placer". y con eso está todo dicho.
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