hace mucho tiempo que el objeto tiene claro que la castidad es un requisito de los inferiores que además son objetos. siendo una de las funciones corporales más importantes y con más implicaciones, es normal que esté bajo la autoridad del Superior. lo que está empezando el objeto a comprender es que lo mismo ocurre con el habla, con las palabras. la opinión de un objeto no vale nada, a menos que un Superior le de validez. por eso un inferior no debe hablar a menos que le pregunten o le den permiso, o se lo ordenen. el resto del tiempo debe guardar silencio, estando o no amordazado. no debe hablar. sus pensamientos no interesan, sus ideas no son válidas, sus opiniones no importan. un inferior sólo debe obedecer. en un inferior se concreta especialmente la frase de que tenemos dos orejas y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos. es necesario recordarle de vez en cuando esa condición hasta que el silencio esté perfectamente integrado, tanto que lo que le cueste sea pronunciar una palabra, hablar. eso es posible. se ha experimentado en muchas ocasiones en personas que han hecho voto de silencio y los inferiores deberíamos venir así "de fábrica".
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