aparentemente el inferior no está realizando ningún tipo de ejercicio físico. está ahí tumbado sin nada que hacer. sin embargo esto sólo es aparente porque el cuerpo está construido para estar constantemente en movimiento, en acción. estar quieto es algo que cuesta muchísimo, porque es una forma antinatural de estar. incluso cuando aparentemente estamos quietos de pie, el cuerpo se está balanceando, a veces imperceptiblemente, para mantener en equilibrio. somos seres en constante movimiento. por eso es tan difícil, e incluso angustioso estarse quieto e inmóvil y eso requiere un fuerte entrenamiento más mental que físico. todas las grandes tradiciones místicas convierte la inmovilidad en uno de sus mayores logros y objetivos. en el bdsm también lo es, especialmente cuando eres tratado o aspiras a convertirte en un objeto, pero se consigue por otros medios, tal vez más radicales, como el bondage severo. aunque lo veamos así, este inferior está realizando un esfuerzo enorme, aunque sea mental y no físico. su cerebro le envía constantes mensajes de que debe moverse, actuar, liberarse. conseguir acallarlo es su objetivo, su fin. si lo consigue o no tampoco depende de él. en ese estado, nada depende de él. cuando deje de luchar, aceptará que no tiene sentido hacerlo, se rendirá, se romperá, dirían otros; pero en cualquier caso es en ese momento, cuando empezará realmente a estar quieto. esta es una de las pocas ocasiones en las que el cuerpo le dice al cerebro lo que debe hacer y no al revés.
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