el bondage en sí mismo puede ser excitante, y para muchos es un fetiche sin más trascendencia, pero realmente lo que está detrás del bondage no es sino una pérdida del control, pérdida de la capacidad de reaccionar ante los acontecimientos, de responder. es una forma de eludir la responsabilidad que recae en otro, en aquel que te ha atado y te mantiene en esa posición. la sensación es tan intensa que muchos recurren al autobondage para poder sentirla, con las consiguientes complicaciones. atarte no es solo anudar cuerdas o cerrar candados. es algo más. es quitarte tu capacidad de decisión, de elección, volverte indefenso y a disposición de otro. ese es el verdadero fetiche. para eso somos atados; y eso tiene un nombre: sumisión.
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