lunes, 16 de octubre de 2017

día 2832 de esclavitud, 804 de castidad

ha sido uno de esos días de no parar. de hecho el objeto ha trabajado prácticamente once horas, entrando en el trabajo a las ocho de la mañana y saliendo a la siete y media. no siendo suficiente el objeto tenía después una reunión que hizo que llegara a su casa sobre la diez de la noche. no es una queja, un objeto no tiene derecho a quejarse. es sencillamente un hecho y así lo escribe en el diario. sabía que esto sería asi, tanto el Dueño como el objeto, pero no deja de ser una pasada. al menos todo salió bien, o eso al menos cree el objeto. el Dueño estuvo informado en todo momento y por supuesto dio permiso para todo.
el agravante fue que estamos en medio de una ola de calor y el objeto no pudo cambiarse de ropa, ni quitársela al menos un rato para comer en todo el tiempo. por la noche estaba pegajoso del sudor y tuvo que darse una ducha para poder acostarse. en más de una ocasión le vino a la mente el pensamiento de que esto si que es una esclavitud, algo que ha comentado en algunas ocasiones en el blog, nada que ver, por otro lado, con la auténtica esclavitud voluntaria que vive el objeto con el Dueño. eso sí es algo enriquecedor y en la que el objeto está inmerso no doce o trece horas sino todos y cada uno de los minutos de su existencia. de hecho es prácticamente lo único que le permite seguir adelante, sobrellevar todo lo demás, levantarse cada mañana. supone el objeto que si nunca lo hubiera probado, si nunca hubiera catado lo que significa pertenecer a alguien que controla cada aspecto de tu vida, no lo echaría de menos. sin embargo, una vez probado, ya no hay marcha atrás porque ya no hay posibilidad de olvidar lo que significa vivir en su lugar, realizar tu naturaleza, ser lo que siempre tenías que haber sido. hoy ha sido un día de no parar pero en ningún momento el objeto se sintió alienado o triste, o explotado. sabe dónde está, cuál es su lugar en el mundo, lo que es, y que el Dueño lo guía, protege y hace crecer. no es una mala vida, desde luego que no.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

No hay comentarios: