en algunas ocasiones hemos dicho en el blog que el bdsm ha quedado como un reducto de la masculinidad, incluso de la hipermasculinidad. hombres musculosos, peludos, duros, seguros de sí mismo, autoritarios, elementos que el feminismo combate furibundamente, son la base sobre la que construímos nuestra comunidad. la ventaja es que nosotros nos tiramos a otros hombres con lo cual también a nuestra manera, destruímos el patriarcado.
y ahí está lo que cautiva al objeto, ver dos tíos hechos y derechos, con pelo, fuertes y seguros de sí mismos, vestidos de cuero y con botas pero en el que uno está de rodillas y lamiendo las botas del otro. es esa paradoja la que desconcierta a los vanilla, a los que no son del bdsm.
lo irónico es el estado de desconcierto en el que están sumidos los varones heterosexuales que han visto socavados sus modelos en los útlimos 60 años. ahora están despistados, sin saber por donde tirar, si ser sensibles o duros, vestir de azul o de rosa, ser comprensivos o autoritarios. la verdad es que no los envidio.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
lunes, 25 de septiembre de 2017
día 2811 de esclavitud, 783 de castidad
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