cuando uno acepta lo que es, cuál es su naturaleza, se produce tal revelación que su vida cambia por completo. a partir de ese momento, si vive acorde con esa naturaleza, la tensión, el dolor, el sufrimiento, la angustia existencial que acompaña la vida de casi todos los inferiores antes de ese momento, desaparece, o al menos se mitiga. ya no tienes que luchar por algo que no eres, ya no tienes que aparentar ser lo que nadie desea que seas. puedes ser auténticamente tú mismo. y entonces se produce otra transformación. empiezas a cuestionar todo aquello que creías firme y como una verdad inalterable. empiezas a darte cuenta que la libertad es una condena, que la palabra es una esclavitud y que el sexo es un tirano, y entonces aceptas la sumisión, el silencio y la castidad como tu forma natural de existir, y cada día que estás libre, sin ninguna atadura física, es un día duro y solitario, mientras que aquellos en los que permaneces atado de alguna forma, son los más felices. para el resto del mundo esto es una contradicción, una locura, pero también descubres y aceptas que el resto del mundo no es importante. sólo importa el deseo y el pensamiento de aquel que te ató, de tu Amo, de tu Dueño, de tu Señor. el resto no importa.
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