en algunas ocasiones hemos hablado como un fetichista siente una atracción tan grande por algún objeto o situación que las superpone para ir aumentando la excitación y el deseo. cada vez se quieren más botas, más cuero, más latex... o más bondage. lo mismo pasa con la sumisión. cuando uno descubre su atractivo, entonces sólo quiere más y más. encerrar a un inferior en una celda, y ponerle cadenas tras los barrotes parece una inutilidad, a menos que lo veamos desde este prisma del fetichismo. se trata de que el sumiso abandone toda esperanza, toda posibilidad de escapar, de pensar que es libre, de creer que puede elegir. tras las cadenas, tras los barrotes no puede afirmar bajo ningún concepto que es libre, y por tanto sólo le queda una opción: obedecer.
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