no reprimió la erección, de hecho se acarició la polla pensando en el esclavo que tenía encerrado en el sótano. lo había usado de todas las formas imaginables y aún le excitaba pensar en él. en un rato volvería para azotarlo de nuevo. tras cinco meses sin ver el sol sabía que estaba a punto de romper cualquier resistencia definitivamente. entonces sería suyo para siempre.
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