querer y no poder, esa sería, en una frase, la esencia del bdsm. porque aunque es cierto que el sumiso puede y quiere someterse, su sumisión no se pone a prueba hasta que desea hacer algo y, efectivamente no puede hacerlo o bien porque esté imposibilitado o bien porque su Amo se lo haya prohibido. es en ese momento, cuando la voluntad del sumiso choca con la voluntad del Amo, cuando el bdsm adquiere todo su sentido. porque un buen sumiso renunciará a su deseo, a sus gustos y a todo lo que se supone que es suyo, en beneficio del Amo. dependiendo del punto de la escala de sumisión en la que se encuentre, esta renuncia será mayor o menor, más dura o más llevadera y afectará a aspectos más profundos o más superficiales, pero el efecto es el mismo. anteponerlo a El a todo lo tuyo.
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