nadie duda de que el cuero tiene que ver con el exterior, con mostrar algo, pero pocas veces se habla de lo que pasa por dentro. un auténtico fetichista no sólo se excita viendo a otro llevando cuero, sino sintiéndolo también. es normal que alguien se ponga cachondo solo con llevarlo. con el cuero el tacto se convierte en caricia, el olor en embriaguez y el deseo en lujuria. antes esta situación el cuerpo no puede sino reaccionar de la única forma posible, con la polla dura y la boca seca, la mirada entrecerrada y el deseo de encontrarse con otro cuerero para dar salida a todo ese deseo.
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