lunes, 23 de noviembre de 2015

día 2139 de esclavitud, 111 de castidad

cuando la no-vida se hace muy presente es el recuerdo o el sustrato de la vida la que mantiene viva la sumisión. el entorno en el que se mueve el perro no facilita vivir la obediencia pero si nota que algo va socavando el ego, como una gota que va cayendo poco a poco. de esta manera hasta la roca más fuerte acaba rompiéndose y, por tanto, la voluntad más fuerte acaba resquebrajándose.
poco a poco el perro va sintiendo como va profundizando en la sumisión y la esclavitud. no hay forma de resistirse a la voluntad del Dueño. el objetivo es romperse, aunque el perro se pregunta si no se habrá roto ya, si le queda alguna capacidad de resistirse al Dueño.
las últimas experiencias de hipnosis, el perro las usa en plural porque así considera lo ocurrido el pasado fin de semana, han dejado claro que el Dueño ya puede modificar e incluso controla los pensamientos del perro. si el perro no puede recordar lo que dice o hace en esa situación y el Dueño introduce o modifica una idea ¿qué puede evitarlo? nada.
es como vivir una especie de síndrome de estocolmo, pero deseado, añorado, pedido y suplicado por el perro. no desea otra cosa, no busca otra cosa. sabe que sólo así será feliz, estando completamente sometido al Dueño.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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