la revolución francesa, origen de la sociedad contemporánea, a la hora de promover una forma de organización social cayó en una contradicción de base que no ha podido resolver. habló de una libertad y de una igualdad, y luego parió una sociedad de clases basada en la desigualdad económica. para ello engañó a todos, y nos sigue engañando, diciendo que todos somos iguales ante la ley, que valemos todos los mismo, y que todos podemos ser lo que queramos. la realidad es que la ley la maneja quien se pueda pagar al mejor abogado, que la vida de uno vale lo que los ceros de su cuenta corriente y que muchos son esclavos de las empresas donde trabajan y de los bancos que tienen sus hipotecas.
si esta es la sociedad en la que vivimos ¿por qué es tan censurable entregarse a una persona que sabes que te va a cuidar y te va a tratar bien? ¿que se preocupará por ti y te entrenará para sacar de ti lo mejor posible? ¿por que es peor vivir en una jaula voluntariamente que vivir sin quererlo en un mundo agresivo donde la amistad sólo es una fantasía y todo el mundo busca su propio provecho? ¿por qué es horrible venerar a tu Amo cuando el estado te pide que lo entregues todo y te sometas a su voluntad? si hay que elegir, el perro ya lo ha hecho y ha decidido no elegir, que lo haga su Dueño. el último acto de libertad que ha hecho y que mantendrá hasta que no pueda hacer otra cosa, momento en que eso será innecesario, es ceder su libertad a otro. estas palabras radicales pueden escocer a muchos, igual que tuvieron que escocer a los nobles del XVIII oir hablar de igualdad, libertad y fraternidad. quien sabe, a lo mejor estamos en el comienzo de una nueva era y no lo sabemos.
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