a veces la normalidad te trae un punto de bdsm que resulta un soplo de aire fresco. son momentos donde la frontera entre la vida y la no-vida se hace ligera liviana, y desde una puedes ver la otra. normalmente viene por unas botas, una chaqueta de cuero, una muñequera; pero también por una mirada, un comentario, el uso de una frase o de una expresión, o de un concepto.
el hecho es que, en un contexto completamente vanilla, dos sujetos se sondean mostrando una ligera parte de ellos, lo suficiente como para que el otro lo reconozca, pero no tanto como para que sea demasiado evidente. el perro, por ejemplo, lleva botas permanentemente, salvo en verano y por el clima. el principal motivo es porque el Dueño lo ordena, aunque el segundo es que le gustan. para cualquiera no iniciado en el bdsm sencillamente es un gusto ligeramente excéntrico pero aceptable. para un fetichista de las botas es un signo inequívoco de que me va el bdsm. saber interpretar estas señales forma parte de la vida de Amos y esclavos, aunque en situaciones como las de la imagen de hoy sin duda los esclavos somos quienes lo pasamos peor. ante esta visión ¿quién podría resisitirse a arrodillarse y comenzar a lamer esas botas?
sábado, 13 de junio de 2015
FdD normalidad
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario