lunes, 1 de junio de 2015

dia 1964 de esclavitud, 51 de castidad

hoy un hecho aparentemente intrascendente ha tenido un final bastante positivo y sorprendente. el perro siempre le manda un mensaje, un saludo al Dueño, nada más levantarse o cuando está a punto de entrar en el trabajo. hoy lo ha hecho y dejó el móvil en silencio mientras estaba trabajando, ya que no puede tenerlo encendido. cuando sale de trabajar, al final de la mañana, se da cuenta el perro de que la opción de transmisión de datos estaba apagada y que el mensaje no había salido.
cuando el perro activa la función le llegan un montón de mensajes, correos y todo lo que no había entrado por la mañana, entre ellos y especialmente los del Dueño. por supuesto se había preocupado por no recibir el mensaje y había usado todos los medíos para ponerse en contacto con el perro. al no poder hacerlo su preocupación fue en aumento a medida que avanzaba la mañana. al final, cuando se restableció la comunicación, pudimos chatear y se tranquilizó porque pensó el Dueño que había pasado algo al perro.
por su parte el perro se sintió profundamente conmovido por la preocupación del Dueño y emocionado por como se había angustiado al pensar que le había pasado algo a su propiedad. a partir de ahí empezamos a compartir lo que sentíamos los dos y la conversación, como siempre, fue subiendo de tono hasta casi derretir los teléfonos. parece una tontería pero son estas cosas las que mantienen vivos y muy vivos los deseos del perro de someterse a su Dueño más y más, de confiar en El hasta extremos insospechados. durante estas conversaciones de pronto salen frases que en otro contexto no saldrían pero que, una vez dichas, son grandes verdades. hoy la frase la dijo el Dueño: "No hay límite". al perro le impactó y no pudo por menos de decir: "no, no lo hay Dueño". nuevamente el perro sabe que esto afectará a los puristas del bdsm. siempre ha defendido, y defiende, el perro la existencia de límites pero el perro confía tanto en el Dueño que sabe que nunca hará nada que signifique un daño permanente, o definitivo. el perro sabe que todo lo que haga el Dueño será por su bien, para su mejor desarrollo, para que llegue a demostrar todo su potencial y el perro acepta y desea que eso sea así, aunque pueda haber momentos en que no entienda bien lo que está pasando. es ese salto en el vacio, esa confianza "ciega" e "irracional", la que da sentido a todo.
hoy también se lo decía al Dueño. a veces sencillamente necesita el perro arrodillarse ante su Dueño, besar el perro ante sus botas y quedarse allí con la frente tocando el suelo en señal de devoción, como hacían los súbditos frente a los reyes, sobre todo de oriente.
junto al Dueño nada malo puede pasar, y la situación de hoy no es más que la confirmación de que eso es así.
obediencia ciega para el esclavo poder absoluto para el Amo.

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