el plan para hoy era ir al prado, al museo, y pasar el día allí. era un plan que le gustaba al Dueño y al perro pero igual. el problema era que para pasar por los detectores de metales el perro tiene que ir sin collar y sin jaula. no es la mejor forma de ir, especialmente junto al Dueño, pero no podía quitarse la jaula allí mismo así que no fue con ella por orden del Dueño.
pasamos toda la mañana con velazquez, tiziano, goya y una exposición de picasso. fue una gozada. luego comimos en el propio museo. fue un lujo que no era necesario pero que tampoco estuvo mal. fue agradable, muy agradable.
el teoría íbamos a seguir por la tarde pero lo dejamos para otro momento porque el Dueño quería volver a usar a su perro. llegamos a casa y, como en los días anteriores, el perro se desnudó, quedándose sólo con las botas sendra nuevas. no tenía puesta la jaula y el perro se sintió extraño, pero en cuanto el Dueño puso su bota en la boca del perro, éste volvió a estar en subspace.
"Si no consigues que me corra, te castigaré", dijo el Dueño. entonces el perro se puso manos a la obra. comió la polla del Dueño como si su vida dependiera de ello. iba alternando las botas y la polla y vuelta a las botas, mientras el Dueño gemía. estuvo así un rato.
luego el Dueño ató al perro y le sujetó los genitales que estaban "libres". la erección del perro era evidente. el Dueño grabó al perro en esa situación mientras vuelve a hablarle y entrar en su cerebro. así se siente el perro, como si hubiera estado en su mente y lo manipulara desde dentro. el bondage externo no era más que circunstancial, lo de dentro era lo importante que tenía al perro, y lo tiene, prisionero.
el Dueño, al rato, desata al perro y permite que el perro vuelva a comerle la polla hasta que al final se corrió. era la séptima vez que el Dueño se corría en tres días y el perro no puede evitar sentirse orgullos de ello.
entonces el Dueño le dice al perro: "Quiero que te corras", y el perro, amordazado, mira al Dueño diciéndole que no lleva la jaula puesta. "Córrete", ordena el Dueño. y el perro lo hizo. por primera vez en casi un año se sacó la leche sin controlar, sin jaula.
el perro no tardó nada en hacerlo y, como en otras ocasiones, se sinió mal, con una especie de sentimiento de culpa. no era tanto por romper la castidad, que no la había roto porque el Dueño lo había ordenado, sino porque ya le resulta extraño hacerlo. de hecho si el Dueño no lo hubiera ordenado, no lo habría pedido porque ya no es algo natural en él. en cualquier caso el contador comienza a cero, porque el perro no sintió como si fuera una sacada de leche realmente y así se lo hizo saber al Dueño, que concedió al perro volver a empezar a contar.
como los otros días, Dueño y perro se tumbaron y durmieron un poco hasta que salieron a cenar algo.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
sábado, 11 de abril de 2015
dia 1914 de esclavitud, 361 de castidad
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