martes, 6 de enero de 2015

cartas desde la mazmorra

conceptualmente un mazmorra no es un lugar adecuado donde vivir. nuestra mente se llena de un lugar húmedo y oscuro. de hecho la definición de mazmorra es una celda subterránea. pasillos lúgubres llevan hasta ella y en las paredes hay argollas donde enganchar las cadenas. uno se plantea siquiera como se pueden escribir cartas desde ahí.
pero las mazmorras son de otro tiempo, de una época que ha desaparecido, al menos en europa y al menos aparentemente. las mazmorras son lugares de cuando existía la esclavitud forzosa. parece que al desaparecer una desaparecieron las otras.
sin embargo ahora resurge la esclavitud voluntaria, el deseo de alguien de someter a otro y de que éste se convierta en su Dueño y propietario. eso significa que también han de desaparecer las mazmorras pero de otra forma.
la mazmorra que se imagina el perro no tiene que estar bajo tierra pero sí escondida, de forma que no se fácilmente localizable. desde luego un sótano estaría bien pero no es imprescindible. en el fondo sería una prisión, un lugar donde permanecer encerrado, bajo llave.
el Dueño ya ha dicho que no saldrá el perro de su mazmorra salvo con El o cuando El decida que salga para algo. el resto del tiempo el perro estará allí encerrado.
en esa mazmorra el perro estará trabajando y haciendo trabajo, un trabajo que puede hacerse desde una mazmorra. hoy la tecnología lo permite porque el teletrabajo hace que no sea necesario estar físicamente presente en el lugar de trabajo. escritores, diseñadores, publicistas, investigadores de todo tipo, contables... hay una gran cantidad de profesiones que se pueden hacer a distancia. trabajos que se pueden hacer desde una mazmorra. sólo es necesario un ordenador y una conexión a internet.
por supuesto el fruto de todo ese trabajo pertenecía al Dueño. como propietario del perro es propietario también de su trabajo. el Dueño sabe administrar mucho mejor que el propio perro.
el perro se imagina un lugar limpio, ordenado y oscuro, sin adornos, diáfano, con escasas o ninguna ventana. el ropero tendría pocas prendas: un vaquero, un pantalón de cuero botas, un par de camisetas y poco más. así hay poco que elegir y el trabajo del Dueño se simplificaría porque El decidirá lo que el perro lleva cada día.
sea como fuera esa será el hogar del perro tras el Gran Salto, el lugar donde sentirse seguro, porque cada día, cada noche, en cada momento que el Dueño cierre las puertas con llave, el perro se sentirá más seguro aún.
feliz semana

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