viernes, 7 de noviembre de 2014

día 1759 de esclavitud, 206 de castidad

la mañana estuvo muy liada, con un montón de cosas que van apareciendo. el perro siempre se hace una programación, una lista de tareas que salta por los aires nada más llega al trabajo. es a la vez emocionante, inesperado y cansino porque parece que no avanzas en el trabajo.
por la tarde el perro fue a la facultad no porque tuviera clase sino para pasar un rato leyendo en la biblioteca. fue un rato agradable y tranquilo.
al final de la tarde el perro llegó a casa y el Dueño tenía un problema con su ordenador porque no se veían los videos que había grabado al perro. por teléfono el perro estuvo intentando arreglar el problema y, tras un buen rato, lo consiguió.
para probar si funcionaba, el Dueño, a petición del perro, puso un par de vídeos de los primeros que grabó el Dueño, allá por 2010. en uno de ellos el perro estaba vestido de cuero: pantalones y chaleco; y botas sendra. se encontraba atado a una silla, amordazado con una mordaza de bola. tenía puesta una cadena con un candado al cuello y un collar muy ancho de cuero.
estaba gimiendo porque tenía pinzas en los pezones y otras tantas en huevos y polla. el perro recordó que era muy doloroso pero lo disfrutó. utilizar este vídeo para probar el nuevo reproductor que había instalado el Dueño trajo de nuevo el recuerdo de eso. el Dueño pareció sorprenderse del grado de dolor que mostraba el vídeo y comentó que ahora no me torturaba tanto. la conversación siguió por ahí y el Dueño dijo que cada vez estaba más sádico, y quería torturarme porque le excitaba ver como ofrecía mi dolor. por supuesto le dije que estaba dispuesto, preparado para soportar el dolor. la última vez que estuve sirviendo al Dueño me azotó con una fusta mientras me sujetaba a sus botas y no emitía ningún sonido. así es como quiere el Dueño que sea.
como saben los lectores del blog, el perro no se define como masoca, pero la humillación y la sumisión le hace que pueda soportar más el dolor, y eso es lo que ahora quiere el Dueño, que el perro soporte el dolor. la última frase del Dueño ha sido categórica: "Ahora habrá que recopilar material de tortura: látigos, etc".
por supuesto todo esto excitó al perro, y aunque no dijo nada, el Dueño terminó la conversación ordenando al perro que se ordeñara pero que disfrutara. el Dueño quería que el perro sintiera de nuevo algo de placer, además quería que lo hiciera con ese video que habíamos visto. quería que sintiera excitación al verme atado y amordazado por el Dueño.
el perro obedeció y sintió placer, pero a la vez algo de culpabilidad. el Dueño ha ordeñado que no ponga a cero el contador de castidad. para el Dueño esto no cuenta, y en la vida del perro su palabra es la única ley.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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