cuando le dijo de conocer a sus padres se sintió un poco incómodo y no le gustó mucho la idea.
sin embargo, el día había llegado e intentó disimular la cadena y el candado que llegaba al cuello bajo la camiseta. sin embargo todo fue inútil cuando, en el almuerzo con toda la familia, el Amo dijo:
-Tú, aquí - señalando al lado de su sitio.
el esclavo miró fugazmente a los comensales que lo miraban y, sin rechistar se arrodilló justo donde su Amo decía mientras agachaba sumisamente la cabeza.
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