cuando el detector sonó, el guardia se acercó al tío que acababa de cruzarlo. no podía detener la cola del aeropuerto por una persona. cuando llegó hasta él, le vio la cadena con el candado al cuello. al entregarle el papel se lo confirmó: era un esclavo legal.
debió imaginarlo, con aquellas botas, rapara y aquel estado físico. su Amo lo tenía a punto. siempre había querido tener uno pero no podía costeárselo.
aquel viajaba sólo, por lo que supuso que llevaría también un dispositivo de castidad. la ley le obligaba a dejarlo pasar, pero no a saludarlo como el resto de los ciudadanos. con un movimiento de cabeza le indicó que se apartara. él bajó la cabeza y se marchó. mientras se alejaba no pudo evitar sentir algo de envidia de su propietario.
sábado, 17 de mayo de 2014
minirelato.
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