sábado, 3 de mayo de 2014

día 1570 de esclavitud, 18 de castidad

el perro se ha rasurado hoy, una semana después de haberlo hecho por última vez. en esta ocasión, mientras lo hacía, el perro tuvo una erección ¿fruto de casi 20 días sin ordeñarse? la cuestión importante aquí es que, mientras la tenía, el perro se puso en guardia, porque no quería que, por error o por tocarse demasiado, faltara a las órdenes del Dueño. la erección es incontrolable en cuanto es física, pero si ésta acaba en eyaculación, la culpa es del esclavo.

cuando terminó el perro tuvo problemas para volver a ponerse la jaula, evidentemente, y tuvo que hacer un esfuerzo, pero cuando la cerró volvió a sentirse tranquilo. luego, reflexionando, tampoco había razones para ponerse tan nervioso. pero el control y la obediencia hacia el Dueño han calado tan profundamente en el perro, que sólo la remota posibilidad de defraudarle se convierte en una carga muy pesada, en origen de nerviosismo e inquietud

vivir en castidad es vivir controlado y en obediencia. si la sumisión es tu fetiche principal, entonces la castidad te sitúa en ese estado de sumisión permanente. falta a la castidad es faltar al Dueño, fallarle y alejarse del objetivo de convertirse en el mejor esclavo posible. cada día que el perro se rasura, cada vez que oye el candado cerrarse, cada vez que la jaula le incomoda, el perro sabe que está en el camino correcto y que debe seguir en él. es duro a veces, y a veces muy duro, pero es el único que el perro puede seguir en estos momentos.

viendo e imaginando a tantos esclavos ansiosos por vivir bajos las botas de un Amo, tanto aquellos que se atreven a buscarlo, como los que no dan ni un paso, el perro no pude por menos de agradecer al Dueño, todos y cada uno de sus días, que lo haya encontrado y que lo haya sometido a su voluntad. sin su orientación el perro viviría exclusivamente en su no-vida y nada tendría sentido

obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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