han pasado dos cosas hoy que han servido de enseñanza al perro. la primera de las cosas ocurrió en casa, con un familiar. éste hizo un gesto que sentó mal al perro. la primera reacción fue enfadarse, dejándose llevar por sus primeros impulsos y un pensamiento: no merezco esto porque soy mejor que eso. fue un ataque de soberbia en toda regla, porque independientemente de si fue justificado o no, lo que sintió el perro venía directamente del ego. un perro no debe sentirse infravalorado, minusvalorado o que alguien pudiera hacerle sentir menos porque realmente es menos. la soberbia siempre intenta ponerse por encima de los otros. en cuanto el perro pudo darle nombre a lo que sentía, ese sentimiento desapareció y fue a pedir perdón, humildemente.
la segunda cosa fue que el Dueño ordenó al perro enviar un email a una tienda y, como hoy era día de fiesta, el perro pensó que podría enviarlo por la tarde para que estuviera en la tienda mañana, día laborable. pero un perro no está para pensar, sino para obedecer. cuando el Dueño preguntó hoy por el correo y el perro le dio la respuesta, el Dueño se molestó, con toda la razón del mundo, como siempre. no fue un gran enfado, más bien se sintió importunado, o al menos eso fue lo que percibió el perro. y eso fue suficiente para que se sintiera mal, devastado de hecho. suplicó perdón y se prestó a ser castigado, pero el Dueño dijo que no había sido una falta lo suficientemente importante como para ser castigado.
estas dos situaciones le han servido al perro para darse cuenta que no puede bajar la guardia. a veces cree que puede ser muy repetitivo en el blog, diciendo las mismas cosas, pero es que cuando no las dice, puede fallar, caer, dejarse llevar por emociones contrarias a la sumisión. cuando baja la guardia el ego aprovecha cualquier oportunidad para imponerse y hacerse presente.
para el perro sólo hay un camino: frente al orgullo, humildad; frente a la fantasía de libertad, sumisión y obediencia.
casi el resto del día el perro se dedicó a leer blogs de otros esclavos, especialmente dedicados a la castidad. ver como otros viven esta vida de entrega, control y obediencia, alimentan el interior del perro. somos muchos, más de los que la gente se puede imaginar. muchos varones viven en castidad y en obediencia, controlados por sus parejas, hombres y mujeres. todos viven positivamente esta experiencia y, como el perro, no podrían vivir sin sus jaulas y sin este control.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
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