viernes, 4 de abril de 2014

día 1540 de esclavitud, 111 de castidad

la cuenta atrás ya ha comenzado, menos de una semana hasta estar de nuevo bajo las botas del Dueño, a sus pies. ha sido largo esta vez, pero las circunstancias se han impuesto y el perro, y el Dueño también, han tenido que esperar. de todas formas el tiempo es relativo en esta relación porque una vez cruzada una frontera, al menos por parte del esclavo, no hay marcha atrás. pueden pasar semanas, meses, e incluso años, pero el perro seguirá perteneciendo al Dueño, hasta que El decida. la esclavitud no es parte de su vida, es su vida. el único que puede cambiar la situación es el Dueño, vendiendo al perro o dejándolo libre. cualquiera de las dos situaciones sería una condena para el perro, porque eso significaría que es una propiedad inútil, que ya no satisface a su Dueño. eso puede pasar, es la condición de ser propiedad, pero no está en la mano del perro cambiar esa situación. cada día que el perro toma conciencia de la jaula, cuando va al baño por ejemplo, toma a la vez conciencia de que no es algo accesorio, o temporal, sino que es algo que ya formará parte de su existencia mientras viva, si las cosas no cambian por las dos circunstancias anteriormente nombradas. esto sólo puede ir a más, el perro sólo podrá ir a más sumisión, a más esclavitud. su humanidad se alejará paulatinamente hasta que sólo sea un recuerdo lejano. lo contrario sería un fracaso.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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