a veces uno se pregunta para que ver, porque el mundo que te rodea no es precisamente de color de rosas. otras veces se pregunta para qué hablar, porque en el mundo en que vivimos prácticamente nadie escucha. y por último, aparece la pregunta de para qué actuar porque parece que las cosas no cambian. cuando estos tres interrogantes se superponen, el perro cree que la mejor forma de estar es atado a los pies de su Dueño, vendado con la venda de su Dueño y amordazado con la mordaza de su Dueño. en ese estado el mundo se vuelve mejor, un lugar más habitable, más cómodo, más tranquilo y excitante. en ese mundo se quietud, de oscuridad y de silencio es un mundo donde este perro podría vivir perfectamente.
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