otro día triste, aunque hay algo que ha ayudado al perro, sobre todo por la tarde: el sonido de los pasos de las botas. a medida que iba a varios sitios, de pronto, empezó a concentrarse en ese sonido tan característico de los tacones. fue simple, sencillo, directo... y efectivo. ese sonido fue tranquilizando al perro. es como una reacción primitiva, básica. las botas bastan, son suficientes para que el perro se sienta cada vez más relajado.
fue casi al terminar un día duro, muy duro. últimamente muchos lo son. parece que es el cuento de nunca acabar. aún así el Dueño ha llamado al perro a última hora y estuvo hablando con su esclavo. bastan esas pequeñas conversaciones, esos pequeños momentos para que el perro se "reinicie" y vuelva a los principal, a lo primordial: el control. un esclavo es un ser controlado, sometido... durante todo el día el perro ha ido comunicando al perro donde estaba y lo que hacía. todo el tiempo trabajando y todo el tiempo sometido. esa es la vida de un esclavo.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo
jueves, 13 de febrero de 2014
día 1490 de esclavitud, 61 de castidad
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