sábado, 30 de noviembre de 2013

día 1415 de esclavitud, 76 días de castidad, 20 desde el último ordeño

el perro hoy se ha arreglado como desea el Dueño. primero se rapó la cabeza al 1, luego se arregló la barba y, finalmente, se rasuró los genitales. para esto último, por supuesto, tuvo que quitarse la jaula, pero fueron apenas 20 minutos entre todo. luego aprovechó para lavarse bien el pene y volver a ponérsela con una brida, como lo está haciendo últimamente. resulta extremadamente más cómodo y tiene algo de definitivo. sólo se puede apretar, no se puede quitar. para quitarla hay que cortarla y eso es un acto de violencio y voluntario. no se puede romper, no se puede caer, o está o se quita, no hay punto medio. gracias a ella, a la brida o cincha, el perro puede llevar la jaula con pantalones holgados y con el bañador así que puede hacer deporte. es cierto que últimamente no tiene mucho tiempo ni para eso, pero la sensación permanente de tener la jaula puesta le ayuda a sobrellevar su no vida.
es curioso que hayan pasado ya 76 días de castidad, 76 días desde que se masturbó por última vez, en esta ocasión en una sesión con el cachorro. el perro ha comenzado a supurar de nuevo, y es una sensación extraña hacerlo a través de la jaula. se puede ver como el semen cae por el tubo de plástico hasta el retrete. hoy el perro se ha puesto a pensar en el futuro, en el sentido de que llevará esta jaula por vida. esa es la promesa y el deseo del Dueño. el único límite a esto es la propia voluntad del Dueño. si El desea que no la lleve así será, si desea que no me la quite ni para lavarla, así será. su voluntad es lo único que importa en ese caso. pensar en llevarla por vida, alguno diría como una cadena perpetua, produce sentimientos encontrados en el perro. es como llegar a una etapa del camino. aún recuerda el perro cuando se masturbaba como un animal tres y hasta cuatro veces al día, desesperado, sin control, todos los días. también recuerda el largo camino, por etapas, en las que el Dueño fue poniendo límites hasta ahora, en el que el perro ha perdido el control sobre su polla, sobre su sexualidad, sobre sus deseos y apetencias. hoy en día el perro haría lo que el Dueño ordenase, con quien el Dueño ordenase, como el Dueño ordenase, porque no es más que un objeto, una propiedad. da igual lo que el perro quiera, no es importante. sólo es importante lo que el Dueño quiera. con estos sentimientos el perro termino el día.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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