lunes, 18 de noviembre de 2013

día 1403 de esclavitud

64 días de castidad, 8 desde el último ordeño.
el día por la mañana fue agotador en el trabajo, y por la tarde agotador en la universidad. aún así el perro salió airoso y la jaula le ayudó a ello, no porque sea un objeto mágico que haga cambiar la realidad, sino porque ayuda al perro a vivir esa realidad de otra manera distinta. cuando las cosas parece que van mal, por alguna circunstancia la jaula se hace presente: cuando el perro tiene que ir al baño, o cuando se sienta de una manera sin darse cuenta y la jaula pincha el escroto, o cuando por su posición, presiona un testículo. es como una presencia permanente. entonces, en esas situaciones, recuerda el perro lo que es, lo que está viviendo, a quien pertenece. y eso es como una brisa de aire fresco entre tanta no-vida.
hoy, además, al llegar a casa, el perro se ha rasurado porque ya tenía los pelos lo suficientemente grandes como para pillárselos con los aros de la jaula. esto suele hacerlo los fines de semana, pero esta vez ha tenido que hacerlo el lunes. sigue siendo un acto de humillación, a pesar de haberlo repetido tantas veces y de convertirse en parte de su dinámica de esclavo. y sentir esa humillación le gusta al perro.
cuando llegó la noche el perro no tenía fuerzas para casi nada, así que envió el mensaje de buenas noches a su Dueño y se fue a acostar, añorando el día en que, cuando esto ocurra, el perro tenga que meterse en su saco de cuero y dormir atado, como el Dueño desea que lo haga.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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