hay un momento en el que la sumisión se convierte en devoción, la excitación en entrega y la obediencia en rendir lo que eres y lo que tienes a tu Dueño. no siempre se sabe cuando ocurre, sólo que ocurre. se ve en la forma en que el perro mira al Amo, en la manera en que se arrodilla, la calma con la que le sirve y obedece. eso es interiorización definitiva de la esclavitud. algunos llaman a esto "rendirse" o "romper al esclavo", "romper su voluntad". cualquiera de estas expresiones es válida, porque cualquier da los dos expresa la situación concreta: el esclavo que ha dejado de ser autónomo e independiente y ha empezado a convertirse en un instrumento, en una prolongación de su Amo.
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