hoy, aparentemente, un día normal. en el trabajo desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde. sin embargo no ha sido un día normal en absoluto. desde primera hora de la mañana, una vez duchado, el perro se ha puesto, por orden del Dueño, la jaula de castidad. la ha llevado todo el día, casi doce horas sin parar. este fin de semana estuvo 48 horas pero en casa, ahora ha estado doce, entre estancia y transporte de casa al trabajo y regresar, pero de forma pública. lo extraño fue que en ningún momento sentí que nadie se diera cuenta. es cierto que el pantalón que llevaba es peculiar y que con otros puede que tenga más problema, pero hoy no pasó nada, salvo algún pinzamiento por un movimiento extraño o cuando el perro se agachaba para recoger algo. en algún momento incluso llegó a olvidarse que lo tenía. no es muy diferente de llevar el cockring, en cuanto a sensaciones y movimientos se refiere. la conducción tampoco es complicada. fue mejor de lo esperado. lo "peor" fue tener que ir a orinar. el hacerlo sentado antes era una orden del Dueño, ahora es una orden y una necesidad. si llegaba a un baño en malas condiciones higiénicas, tenía la posibilidad, dada por el Dueño, de orinar de pie. ahora eso es imposible. en algunos sitios ha leído el perro que consiguen hacerlo, pero este perro es nuevo en esto y está seguro que si lo intentara causaría estragos. igualmente al terminar limpiarlo se convierte en una auténtica aventura. lo mejor es que todo eso contribuye a mantener al perro en un estado mental de dependencia y sumisión hacia el Dueño, que supongo es el objetivo. las sensaciones son muy intensas en ese sentido. supongo que a medida que pase el tiempo el perro se irá acostumbrando y pasará más tiempo sin ser consciente de que lo lleva, pero hoy ha sido una constante muy fuerte. fuera donde fuera el perro no podía huir de lo que era. siempre había algo, pasaba algo que me recordaba lo que soy, y a quien pertenezco.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
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