jueves, 7 de febrero de 2013

1119 días de esclavitud, 13 de castidad, 5 ordeñado


a veces la no-vida puede resultar interesante. sólo es un acontecimiento, un hecho anecdótico sin consecuencias pero ha despertado reacciones de la vida del perro. fue algo sencillo que comenzó con la llegada a una gasolinera, la del centro comercial las terrazas concretamente, para llenar el depósito. así lo hizo el perro y cuando fue a pagar, detrás apareció un tío  joven, con las botas por fuera. eran botas de cordones, pero más altas de lo normal, más que las militares incluso, pero sin llegar a ser de skin. al perro le sorprendió que fueran tan brillantes y estuvieran tan limpias. parecían nuevas, muy nuevas. lo curioso es que no desentonaban con el tío  no llevaba cuero pero iba con vaqueros y camiseta. su actitud era la adecuada para ir con esa botas. fueron unos segundos, ni siquiera llegó a un minuto. no hubo deseo, ni excitación, fue sólo un reconocimiento de un fetichista de las botas. el perro pagó, el botero pago y ambos nos fuimos. eso fue todo, pero el perro se sintió de nuevo en su vida, fue ver las botas y comprender que aquello era importante, central, que fijaba su atención y que lo cautivaba en un embrujo del que ya no podría desprenderse.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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