las corres no sólo sirven para llevar al perro del collar, también sirve, como en la imagen para sujetar las manos del perro en una especie de oración invertida. las manos están puestas como si rezara pero al contrario que en un acto religioso: no hacia arriba y por delante, sino hacia abajo y por detrás. se le antoja al perro un juego simbólico sobre la realidad de la sumisión. algunos esclavos veneran a sus Amos casi como si fueran dios y le obedecen ciegamente. arrodillarse, inclinar la cabeza, someterse, son todos elementos tomados del entorno religioso que en nuestro mundo adquieren un nuevo significado. en cualquier caso éste debería ser el "hábito" de todo esclavo: atado con las manos a la espalda y el collar al cuello.
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