ser esclavo, tener Dueño, ser propiedad de alguien, no consiste en satisfacer tus deseos sexuales, o en estar satisfecho de tí mismo, o ni siquiera cumplir tus fantasías o realizar tus fetiches. ser esclavo significa ver el mundo desde otro lugar, desde otra perspectiva, normalmente desde donde no lo ha visto nadie nunca, o desde donde no suelen verlo. ya hemos tratado muchas veces de cómo nosotros, los esclavos, miramos de forma diferente, desde un ángulo distinto. estar de rodillas nos permite ver cosas que otros no ve, vivir cosas que otros no viven, saber cosas que a otros se les escapan. nos infravaloran por eso, algunos incluso nos reprochan que seamos así, pero no hay escapatoria, somos lo que somos y además es lo que deseamos ser, al menos yo deseo ser lo que soy.
tal vez muchos no entiendan por qué este perro se siente tan feliz a los pies de su Amo, lamiendo sus botas, tampoco espero que lo hagan. solo les digo que no hay mejor lugar para estar y que eso me da una "libertad" y una "felicidad" sin parangón. las comillas vienen porque normalmente se entienden estos conceptos justo contrariamente a como este perro los está empleando. la libertad de este esclavo es tan radical que hasta le permite convertirse en esclavo y no volver a decidir nada, dejando todo lo posible en manos de su Amo. fuera de este contexto la libertad es algo que te dan por naturaleza pero que luego te restringuen porque no puedes prescindir de ella. eres esclavo de tu libertad, para luego limitarla mediante mecanismos políticos sociales y económico. en cuanto a la felicidad creen que se es más feliz cuanto más se tiene, cuando más alto estés, cuando más te admire la gente. nuevamente vives engañado porque sólo se es realmente feliz cuando eres lo que realmente eres.
2 comentarios:
Añadiría la sensación de plenitud, paz y saberse que uno está en ese momento, en el mejor de los sitios posibles, simplemente su lugar en el mundo.
Te entiendo perfectamente, solo somos felices y estamos plenamente tranquilos a los pies de nuestro Amo, de nuestro Dueño, a sus pies humillados, sometidos, bajo sus botas, zapas o zapatos.
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