viernes, 18 de mayo de 2012

853 días de esclavitud, 12 de castidad


hoy mi Amo, a última hora de la tarde, envió un mensaje con instrucciones. ordenaba que estuviera media hora con las pinzas puestas y la mordaza de madrid. a los treinta minutos debía ordeñarme y dejar las pinzas en su lugar cinco minutos más, una vez ordeñado. por supuesto así lo hice, inmediatamente, como El ordenó. el rito se repitió. primero el dolor inicial que fue desapareciendo poco a poco, hasta convertirse en algo que estaba ahí pero que no molestaba demasiado. únicamente se hacía presente cuando me movía o me tenía que levantar para algo. antes de que me diera cuenta pasaron los treinta minutos. este perro pensó que a su Amo le gustaría que siguiera más tiempo y pensé en decírselo, pero este esclavo se contuvo, venció la tentación en la que ha caído otras veces: tomar las riendas, decidir, querer ir más allá. no me correponde a mi decir hasta donde se llega o como se llega. asi que obedecí y, tras ordeñarme, estuve cinco minutos más con las pinzas puestas. cuando me las quité el dolor fue tan intenso que casi hubiera preferido tenerlas puestas más tiempo. el ordeño fue sin ninguna manifestación de placer o dolor, nada, una cara impertérrita cumpliendo una función fisiológica. sólo eso.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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