jueves, 19 de enero de 2012

reprogramación VIII

-¡Bien!-dijo El-empecemos entonces.
se acercó a una mesa oscura que había en un rincón y abrió uno de lso cajones de donde sacó un objeto que no pude identificar al principio. lo dejó allí y volvió a donde yo estaba. me agarró por el collar que aún llevaba puesto y me tumbó sobre una mesa de amdera, atándome los brazos y los tobillos de forma que quedara completamente expuesto. los brazos estaban por encima de la cabeza y las piernas tan extendidas que no podía doblar las rodillas.
lo siguiente que sentí fue algo frío, como una crema, en los genitales y los sobacos.
-¿pero qué...?- llegué a decir antes de que me emtiera una mordaza en forma de polla en la boca y la atara detrás de la cabeza. me obligaba a tener la lengua pegada a la base de la boca de forma que no podía sino gemir y gruñir. lo siguiente fue la venda. me agité un poco pero una ligera descarga eléctrica en el costado me hizo desistir y me quedé completamente quiero. entonces sentí el filo de la navaja alrededor de mis testículos, de mi polla, y d ela piel que los rodeaba. ¡me estaba afeitando!, no sabía si con una navaja, una maquinilla o que. mi inmovilidad aumentó. bastaba un ligero movimiento para que se produjera un corte o algo peor. lo curioso due que a medida que avanzaba y aumentaba la cantidad de espuma cuando esta se acababa, mi polla empezaba a ponerse dura de nuevo. pronto estuvo completamente inhiesta, lo que facilitaba su trabajo.
cuando terminó pasó un dedo por la piel sauve, sin pelo, y noté una especie de descarga alrededor del cuerpo que se transformó en un ligero temblor de una polla dura. 
luego hizo lo mismo con los sobacos. gemía, pero ahora de placer. no soy alguien muy velludo, pero ahora tendría un aspecto aún más lampiño. de pronto pensé en la piscina a donde voy tres veces por semana, a lo que pensarán mis compañeros al ducharme y verme sin pelo en los genitales. tendría que soportar sin duda alguna broma. mi respiración se agitó bastante. el lo tuvo que notar porque puso su mano sobre mi frente. aquello me relajó.
entonces Él se alejó, hacía la mesa donde había estado antes. oí sus pasos de regreso.
de pronto un frío intenso me llegó desde los genitales y me sacudí intentando liberarme mientras intentaba gritar. había colocado unas bolsas heladas sobre mi polla y mis huevos que hicieron que bajara inmediatamente la erección. tras el susto inicial empecé a jadear por la nariz porque me había quedado sin respiración mientras notaba que mi polla quedaba completamente flácida. entonces sentí como sujetaba mis genitales y maniobraba con ellos, como poniéndome algo, pensé que era un cockring hasta que oí un clic y mi polla volvió a reaccionar hinchándose . entonces el dolor me recorrió. no podía empalmarme. el dolor se hizo tan intenso que empecé a gemir y a agitarme. El volvió a poner su mano en mi frente. 
-Tranquilo- dijo- me has dado tu consentimiento.
y diciendo esto me quitó la venda y pude ver lo que había hecho. me había colocado un dispositivo de plástico que cubría el pene y tenía sujeto los testículos con una argolla. bajo ninguna circunstancia podría masturbarme mientras tuviera aquello puesto. además todo el pelo de mis genitales había desaparecido por completo. estaba suave como la piel de un recién nacido.
lo miré con mirada suplicante e inmediatamente me di cuenta del placer en sus ojos. estaba realmente disfrutando con todo aquello. el dolor seguía ahí, enviando oleadas que me hicieron volver a la realidad.
miré de nuevo el dispositivo. era transparente y vi como mi polla presionaba todas las paredes intentando salir y como quejándose de no poder hacerlo. tenía una raja en la punta,s upongo que para orinar, y un candado que impediría que me lo quitara.
-Es plástico. Puedes romperlo- dijo adivinando mis pensamientos- pero entonces no vuelvas a molestarme.
rápidamente me desaró los tobillos y las muñecas y, aún con la mordaza puesta, me dijo:
-Es domingo por la noche. Ahí tienes la ropa. ¡Vístete!.
casi si poder caminar del dolor, fui hacia el rincón donde estaba la ropa y me vestí. no pude ponerme en calzoncillos debido al dispositivo y supe que ya no podría llevarlos porque eran demasiado incómodo. me los metí en el bolsillo y terminé de vestirme.
él apareció con sus botas, unos vaqueros, camisera y chupa de cuero. la salvación aumentó ligeramente bajo la mordaza. 
-Te voy a llevar a casa- dijo- El próximo viernes te quiero a las ocho en la puerta del bar.
comenzó a andar y fui tras él.
(continuará)

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