viernes, 5 de agosto de 2011

567 días de esclavitud

se han sucedido muchas cosas hoy. por la mañana estuve con mis botas nuevas. me las puse, saqué fotos y se las envié a mi Dueño. también publiqué algunas en el blog. por la mañana mantuve una conversación bastante intensa con mi Dueño a través de la blackberry. envié fotos por oden suya y renové mi sumisión. por la tarde fuí a trabajar un poco y me puse a leer el libro the leatherboy handbook, de vincente l. andrews. está bastante bien en algunas cosas. tomé varias notas que publicaré por aquí en su momento. fue un rato bastante productivo, sobre todo porque explica dos figuras que no tenía bastante claras en la comunidad bdsm: el mentor y el guardian. de ahí fuí a dar una vuelta y acabé en las terrazas, un centro comercial de tiendas outlet completamente. fuí porque tiene muchas terrazas y necesitaba tomar algo. entro en calzados navarro y me encuentro un par de botas negras, exactamente iguales a unas que tengo. no son de marca ni buenas, pero precisamente por eso me han servido para darles caña y usarlas casi permanentemente, como calzado habitual. estaban rebajadísimas y tenían mi número. no pude resistirme y compré un par negras. era una de esas gangas que no puedes dejar pasar. así que de golpe y porrazo, en dos días, dos pares de botas nuevas, una para los grandes acontecimientos sociales y otro para el trajín diario. me siento muy afortunado.
sin embargo la auténtica fortuna es saberme y sentirme esclavo y propieda de mi Dueño. en estos días pasados ese sentimiento, tal vez por la lejanía, estaba aletargado, y hoy ha vuelto a hacerse presente con toda su fuerza y poder. tal vez fue sencillamente la presencia, incluso en la distancia, de mi Dueño lo que despertó este sentimiento. o tal vez es que noto como el ego, profundamente aletargado en las últimas semanas, vuelve a hacerse presente y provoca esa reacción adversa. el hecho es que hoy me he sentido afortunado y agradecido de ser un perro y tener la existencia que tengo. no todos tienen la fortuna de poder arrodillarse ante su Amo, lamer sus botas, y jurar sumisión y obediencia. ojalá todos los esclavos que buscan por ahí consigan algún día encontrar a un Amo que los entrene, eduque, cuide y proteja.

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