después de este viaje llego con una nueva actitud, no porque la antigua fuera mala, sino porque cada vez que sirvo a mi Dueño este perro da un paso más, sube un escalón en la escalera de la sumisión y el sometimiento. como el de la foto siento que la subida es costosa y estrecha, pero estoy dispuesto a realizarla, sin descanso, con determinación, siempre bajo la guía de mi Dueño. vuelvo con los lazos reforzados, con las cuerdas más apretadas, con las cadenas más duras.... sin escapatoria. ahora llega el tiempo de la reflexión, el asentamiento de las cosas, el degustar de nuevo lo vivido y lo compartido. hay que volver en cierta medida a la no vida, pero se convierte en nada ante lo vivido estos días. así, como en la imagen, con los brazos abiertos, mostrándome, sin resistencias, así es como se ve este perro un día como hoy, cuando ha tenido que volver de servir a su Dueño.
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