domingo, 3 de julio de 2011

534 días de esclavitud

esta tarde me he rapado, al uno. parezco un skin, y me gusta. el motivo nos otro que el verano, pero también que un esclavo no tiene que ser presumido, o al menos no para que los demás lo admiren. su carta de presentación no es un pelo más o menos bonito, ni arreglado de peluquería. su carta de presentación es una sumisión y obediencia ejemplares, cometerse a su Dueño y obedecerle. 
antes de la rapada me pasó algo curioso. fuí a pasear un rato por las canteras, la playa de la ciudad. fue agradable. en un momento dado, desde el paseo vi a un tio jugando en la playa. inmediatamente captó mi atención que llevaba una pulsera de seguimiento en el tobillo. no entro a juzgar moralmente lo que habrá hecho, si es inocente o no, pero mi mente perversa de esclavo se puso en marcha. es una forma de tener libertad de movimiento, pero estar siempre controlado, vigilado, privado de esa misma libertad de la que parece disfrutar. cada día me parece más que la vida no es más que un juego permanente y duro entre la pretensión de libertad y la pérdida de ella; o dicho de otra forma, como decía foucoult, una lucha permanente por el poder. este perro ya lo tiene claro, está en una senda segura porque sabe a donde se dirige y a dónde quiere ir. además tiene un Dueño que no dejará que se desvíe del camino.

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